Puente de la Pobleta de San Miguel sobre el río Truchas

Iglesuela del Cid y Villafranca del Cid, Castellón, Teruel, Aragón, Comunidad Valenciana.

Datación de la obra: Siglo XIV – XVI.

Solicitante: Camilla Mileto y Fernando Vegas.

Motivo del galardón:

Por la excelente restauración de este puente medieval, situado entre Iglesuela del Cid (Teruel) y Villafranca del Cid (Castellón), ejemplar en su ejecución, así como por tratarse de un elemento patrimonial genuino y de gran importancia simbólica a nivel local.

La ejecución de la obra implicó la selección individual y colocación precisa de aproximadamente 30.000 piedras de diversos formas y tamaños, desde los numerosos guijarros del pavimento a los grandes bloques de varias toneladas.

El puente sobre el Río de las Truchas está situado entre las regiones de Aragón y la Comunidad Valenciana. Las crónicas de la Reconquista cristiana cuentan que el rey Jaime I pasó por este lugar en su avance contra los ejércitos musulmanes, vadeando el río por un puente hoy en día desaparecido. En la nueva organización de la región, después del siglo XIV, la aldea dependía de la nueva capital, Morella. En este siglo, Villafranca fue forzada a emprender obras públicas, por lo que la construcción del puente se podría fechar entre los siglos XIV y XVI. Se trata de un extraordinario trabajo de ingeniería medieval vernácula construido combinando las técnicas de mampostería consolidada con cal y la construcción de un arco de piedra en seco. El pavimento original del puente se materializó con guijarros del río dispuestos en cadenas. Aguas arriba, a una cincuentena de metros, se erige un puente de factura relativamente reciente que acoge en la actualidad el tráfico rodado, de manera que el puente medieval se ha liberado de la función de paso de vehículos, manteniendo la función de paso peatonal para los vecinos de la zona. Además, ha adquirido una nueva función: se ha convertido en un símbolo histórico donde se reflejan los habitantes del entorno, no siendo infrecuente encontrar celebraciones de diverso tipo.

El proyecto de restauración incluyó un levantamiento meticuloso y un exhaustivo estudio del sistema constructivo. La ejecución de la obra implicó la selección individual y colocación precisa de aproximadamente 30.000 piedras de diversos formas y tamaños, desde los numerosos guijarros del pavimento a los grandes bloques de varias toneladas empleados para encauzar el curso del río o para crear las protecciones de ribera. Se consideraron dos principios fundamentales para la reposición del pavimento: por una parte la conservación de los restos de pavimento todavía existentes, y por otra, la impropiedad de cualquier tipo de compleción con materiales ajenos, con el objetivo de que el pavimento reintegrado pudiera camuflarse completamente en el conjunto sin afectar el aura del mismo.

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