Restauración y adaptación de una capilla del siglo XVI como espacio de eventos

Datación de la obra: Siglo XVI.

Solicitante: Adam Bresnick.

Motivo del galardón:

Por la restauración, en una primera fase, de una antigua capilla en ruinas, del siglo XVI, y su conversión, en una segunda fase, en sala de eventos culturales mediante la inserción de una original solución estructural, que combina el acero y el hormigón con la piedra antigua del edificio existente.

La recuperación de una ruinosa capilla del siglo XVI ha estado ligada a la ejecución de un moderno diseño que combina el uso de nuevos materiales, como los listones de pino maclados, con el respeto a los paramentos originales, visible en la blancura de las paredes estucadas.

La iglesia del Convento de las Jerónimas de Brihuega se construyó en 1596. Sufrió, al igual que tantos edificios religiosos del país, la Guerra de Sucesión Española, durante la cual sirvió como hospital, y el saqueo francés durante la Guerra de la Independencia. Finalmente, en 1969, fue abandonado por la última congregación de monjas debido a su estado ruinoso.

Entre 2008 y 2012 el estudio español de Adam Bresnick arquitectos se encargó de estudiar y ejecutar la rehabilitación de la arquitectura existente junto con la implementación de nuevos usos. La filosofía de esta complicada intervención perseguía respetar las huellas del paso del tiempo. La bóveda que cubría la nave se había derrumbado y se sustituyó por cerchas metálicas. Los muros portantes estaban fisurados y la vegetación crecía entre sus grietas. Aún más problemática era la situación de los dañados arcos torales encargados de soportar la cúpula. Además, como consecuencia del colapso de la estructura de madera del cimborrio, se había derrumbado un cuarto de la cúpula. En cuanto al interior, se encontraba despojado de todo adorno a excepción de pilastras y cornisas. Ventanas rotas y goteras completaban el deteriorado escenario.

En la primera fase se reparó la cubierta y se rehicieron los aleros de teja, mientras que las piedras de la cornisa fueron dejadas con sus desperfectos y desconchones, al igual que la puerta de final del siglo XVI. En el interior se reconstruyó en primer lugar la estructura del cimborrio y de la cúpula. La nave con su acceso lateral se trató como un conjunto de restos arqueológicos, junto con una nueva construcción flotante en el espacio principal, un nuevo techo arqueado mediante una sucesión de listones de pino maclados, remedo de la bóveda de antaño. La traza de esta bóveda original se puede imaginar sobre los muros de mampostería por el yeso y las molduras que perduraron. Una tercera zona alberga todos los usos actuales en cuatro plantas, ocupando el antiguo coro, donde se encuentran escalera, baños, cocina, vestuarios y almacén. Un ascensor asegura el acceso a los usuarios con movilidad reducida. Todo este espacio nos da acceso al área en voladizo que genera un nuevo coro más íntimo, que es a su vez parte del conjunto.

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